viernes, 12 de junio de 2015

Reencuentro

Había retomado la novela luego de recuperarme de una grave operación y salir adelante con los tratamientos. Al regresar del viaje que hice a Villa Carlos Paz encontré la novela acomodada sobre el sofá y, con tan solo leer su título, comencé a meterme en la trama que me había atrapado días atrás. Volví a ese momento que me causó placer y, sin duda alguna, me recosté y comencé a leer. En ese momento recordé cada personaje, cada lugar, cada suceso al cual me había transportado.

 Volví a ese capítulo que tanto me atrapó y enredó. Gozaba del placer casi perverso de irme desgajando línea a línea de lo que lo que me rodeaba, recostado sobre mi sofá, relajado y mirando a través de mi ventanal cómo caían las hojas. Sintiendo el aroma del suave y espumoso café. Retomé mi lectura con gran entusiasmo sobre ese capítulo que más me había gustado: cuando la conoció había cambiado su vida completamente y luego de estar juntos durante tanto tiempo sin duda alguna le pidió matrimonio. Era una mujer sensacional y maravillosa. Camino a la luna de miel se quedó dormido por un par de segundos y fue en ese mismo instante que todo cambió completamente, fue esa gran tragedia que cambio su vida y la dejó marcada para siempre. Luego de despertar los médicos le dieron la noticia. Quedó impactado y sin poder entrar en razón. No lo podía creer. Sintió un gran vacío en su corazón ya que jamás volvería amar a otra mujer como la había amado a ella. Esa terrible sensación de sentirse solo era horrible y sin medicina alguna que la pudiera curar o sanar.

 Cada noche al tratar de dormirse pensaba en qué podría haber pasado si no se hubiese quedado dormido y caía en llanto. Al transcurrir los meses, con ayuda terapéutica, se fue recuperando y retomando su vida poco a poco.

 Después de varios años, pero sin interés de volver amar o sentir amor nuevamente hacia alguien, el terapeuta le recomendó ir de viaje a algún lado y mantener su mente ocupada y activa. Fue en ese instante que tomó la decisión de irse nuevamente a Buenos Aires con su familia y amigos de la infancia. Al llegar, luego de varias horas de un viaje agotador, esperó en la terminal a que lo viniera a buscar algún miembro de su familia, y fue en ese mismo instante cuando recorriendo la terminal encontró a una mujer sentada leyendo una novela. Al mirar su rostro, una imagen le sacudió la mente. Su mirada le resultó conocida.

 Se sentó a su lado y ella lo miró y comenzó a charlar. Esa medallita que traía sobre su garganta le resultó conocida. Al preguntarle su nombre dijo que se llama María y que se dirigía a Azul a ver a sus amigas. Curioso. Le preguntó sobre esa medallita que le había llamado tanto la atención, esa perla que le había resultado tan conocida. Fue en ese momento cuando ella lo miró y le dijo que fue lo único que le había quedado luego de ese accidente que había tenido hace tan solo tres años y del cual se estaba recuperando. Ella, con sus ojos llenos de lágrimas, le contó que perdió todo lo que tenía, que perdió la memoria luego de ese accidente que había tenido junto a su marido y que la trasladaron de urgencia a Buenos Aires. Que al despertarse, luego de varios meses, le dieron la trágica noticia de que su marido había muerto en el acto, que llegó sin vida al Hospital al cual lo trasladaban.

 El hombre comenzó a temblar y sus ojos se llenaron de lágrimas. Escuchó atentamente palabra por palabra lo que la mujer decía, y se dio cuenta que esa persona que se encontraba sentada junto a él era el gran amor de su vida, la persona con la cual se había casado, pero que luego de ese trágico accidente jamás volvió a ver.

 Mailén Saravia (4° economía 2015)

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